lunes, 30 de junio de 2008

Al final...




Algunos finales lastiman y dejan cicatrices. Otros son esperados y bienvenidos. Hay inclusos algunos que nos dibujan una sonrisa al recordarlos. Hay finales felices, donde se comen perdices. Otros son como una puerta que se cierra, para poder empezar de nuevo, con mil opciones para elegir... En todos estos, sea para bien o para mal, hay un momento bisagra, un antes y un después, un ciclo culminado, completo o caducado.

En esta realidad, las circunstancias nos obligan a hacer un pequeño stop e inmediatamente ponernos nuevamente en movimiento, avanzar hacia a delante. Pero cuando ese final no se concreta, la historia detenida nos mantiene anclados en su inactividad, las redes de la indecisión amarran nuestro avance. Y la comodidad, el miedo, la pereza y la rutina, terminan eligiendo por nosotros.

Y en el amor siempre todo se complica. Poner las cosas en claro siempre es una apuesta al todo o nada. Y el miedo al final determinante, negocia ilícitamente, con esa apariencia de acuerdo, de voluntad. Entregarnos a ese tibio abrazo, aún falto de calidez, puede hacernos sobrevivir al frío invierno...

La cuestión se mira a través del lente de la tenencia... Tenerlo todo? Perderlo todo? O elegir la escala de grises, con medias tintas, con trazos esfumados...


A veces hace falta más que valor para enfrentar una situación de final... A veces no estamos preparados, a veces es más fácil dejar que el agua corra, con la esperanza de que algún día llegue al mar...


martes, 17 de junio de 2008

Aprender a hacer...




El domingo, involuntariamente, me vi envuelta en una discusión política con el padre de un amigo. En un bando estábamos su esposa y yo, y en el otro, él. Acostumbrada a tocar temas triviales y alegres en ese hogar, por primer vez salí consternada y alterada...


La discusión se propagó lo suficiente cómo para llegar a elevar el tono. Y se acomplejó más aún, cuando el papá de mi amigo intentaba ejercer soberanía sobre nuestras posturas.

Idas y vueltas, presiones inútiles... Un diálogo con un sordo, no tiene buen augurio...

Y las energías fueron gastadas para nada... Al final quedamos como al principio...



La verdad que desde que empezó todo este revuelo político, no hago más que incorporar la información mínima (y necesaria) para subsistir en la era de la información.

Aprendí más sobre la política en mis estudios terciarios, pero no fui (ni soy, todavía) capaz de visualizar la más mínima utilidad de la misma en mi vida.

Cada vez que intento analizar y analizar el asunto presente, no logro luego hacer un paso al costado, y seguir con mi vida como si nada hubiera pasado. No logro quitarme de encima ese pesar, y tratar de mirar hacia adelante con ojos llenos de júbilo, con despreocupada inocencia...

Me duele ver esa falta de esperanza y de bases en los adolescentes, en esos chicos con los que comparto las prácticas del profesorado... Me duele ver ese abismo cultural que los separa de todo pensamiento crítico, de toda luz, de toda autonomía...

Siento que está en mí (y en todos, obvio) encontrar ese Algo para hacer...

miércoles, 11 de junio de 2008

Almas gemelas




Un hecho, un enojo, una distancia.


A veces un capricho y un repentino despojo de paciencia, pueden costarnos horas, semanas, meses e incluso años de compartir momentos con alguien.


Me gusta el término "alma gemela", pero no como denotación de un gran amor, de libro de final feliz o cuento de hadas... Sino el término como para referirse a esas pocas personas que encontramos en la vida y que se acoplan a nosotros de una manera silenciosa y firme, tranquila y perpetua. Puede ser alguien de nuestra familia o amigos. Puede permanecer junto a nosotros años, meses, o apenas unas horas...


El entendimiento entre estos dos seres, puede ser aún sin grandes palabras, sin drama, sin exageraciones. Una charla amena y al escuchar nos escuchamos, al hablar nos comprendemos...


A veces pienso en todas las amistades que fueron desfilando por mis días. Algunas muy intensas, llenas de euforia, vertiginosas, que en el tumulto de emociones, ante la primera complicación se derrumbaron, y se fueron con la misma velocidad que llegaron.


Otras personas dejaron una huella en mi persona, y cómo si esto hubiera sido su única misión, una vez cumplida, las vueltas de la vida hicieron que los caminos continuaran paralelos. Sin choques, pero también sin cruces...



Este fin de semana, tuve la felicidad de volver a ver a mi prima predilecta, después de 2 años. Y la distancia no sólo me hizo perder momentos de su vida, sino también, de su hermosa familia.

Me dí cuenta que en el medio, cuando muchas veces me sentía sola, una charla sincera me hubiera hecho ver todo más claro y más simple. Qué compartir momentos de su felicidad, me hubieron hecho más que bien...


Ver a mis dos pequeñas sobrinas, y comprobar que este tiempo, no sólo les regaló 10 centímetros más de altura...


Por suerte, a esta clase de lazo, la distancia no le erosiona sus bases, y 10 minutos después, en la comodidad de la confianza, sin recriminaciones y cuestionamientos, recordamos ese idioma desde dentro de nuestras almas, y una vez más, nos comunicamos...


(Post dedicado a mi prima Estefanía y a mis bellas sobrinas Abril y Azul)