lunes, 20 de octubre de 2008

Ideales, irreales...


Este finde vi una peli sobre la vida de Jane Austen.
No sé si todos la conocerán... Al menos yo he leído varias de sus novelas y las disfruté. Están ambientadas un par de siglos atrás, pero siempre me sorprenden encontrar sucesos citados en las novelas, que siguen vigentes. Quizás no sea una lectura "para hombres", pero no voy a volcarme en estas rosas novelas de amor (al menos en esta ocasión!) :P

La cuestión es que me gustan los finales felices. Cuando los veo o los leo, me embarga una especie de justicia, que aplaca la silenciosa desesperación y desaliento de los finales notanfelices de la vida real. Me gusta pensarlo como un mundo ideal, donde los amores se dan, donde los malos la pagan, donde los problemas se superan.

De todas maneras, soy conciente que en la vida real, llegamos a vivir "momentos de película". Y de allí surgirá mi apego a ellos, seguramente... Pero este finde vi algo que me perturbó. Jane Austen, no tuvo ni final feliz, ni grandes amores, ni nada que se le pareciese.

Sin dudas que fue una mujer muy audaz, inteligente y transgresora, pero faltó eso que es protagónico en sus escritos... el amor, la tenaz lucha hasta lograr la felicidad, la merecida recompensa... De alguna manera ella creó a través de la pluma y el papel, el mundo que la realidad le mezquinó tanto. Tomó lo mejor de las personas que quería, los adaptó a un personaje, y les regaló aquello con lo que soñaban... hizo esto incluso con ella misma!

Creo que cada uno crea esos espacios donde todo puede ser, donde la perfección tiene un sentido concreto, donde siempre hay espacio para todo aquello que nos hace bien.

Parte de MI mundo, es esto. Son ustedes. Y eso que nos regalamos mutuamente.


Me pregunto en qué basan sus mundos ideales...



PD: Ayer mi blog cumplió un añito! :)

(Se aceptan besos, abrazos y porsupus, regalos!!!) :P

martes, 7 de octubre de 2008

Me invito un café

Ayer, cuando me dirigía a la parada del colectivo después del trabajo (ya que mi Rayo me dejó a patas) pasé por un Café cualquiera en Wilde, y fue tan delicioso el aroma del café, que en un arrebato, me tenté, y maté a mi dieta, que partió de este mundo con tan sólo horas de vida! :P

Entré, elegí una mesa chiquita y me senté justo frente a la ventana. Desde mi silla, me sentía frente una pantalla gigante por donde personas pasaban y pasaban, absortas, risueñas, apuradas, despreocupadas... Unos minutos antes, yo era una de esas personas que caminaban por la vereda, avanzando raudamente por la vida, con la cabeza pensando en todo lo que tenía que hacer, lo tarde que era, lo mucho que me gustaron esos zapatos, la poca plata que me queda y recién es 6!, y todos los etc. que se puedan imaginar. Pero en un ataque de capricho goloso, decidí bajarme del tren del tiempo un momento, regalarme una rica merienda, y relajame un ratito.

Para aprovechar el momento, me calcé mis compañeros auriculares, y puse esa música que tanto me gusta. Me traen mi submarino, mi pastafrola (me fallaron con las medialunas de manteca), y me dedico pasivamente a comer, a mirar a la gente, a cantar por dentro. Me acuerdo de los ruidos del exterior, y me alegro de haberme alejado un poco esa realidad tan urbana. En el resguardo del Café me siento en un mundito aparte, al menos unos minutos...

Poco a poco voy tomando actitud de minuciosa observadora... Me fijo en las personas que esperan a alguien, en las que caminan lento disfrutando el paseo, en los que zigzaguean presurosos, en los nenes que lloran porque no les compran nada en el kiosco, en las parejitas que se detienen para besarse... Hay mucho viento y las mujeres inútilmente tratan de arreglarse el cabello. El sol se empieza a esconderse hacia el oeste, igual que ayer, igual que mañana...

Hacer un paso al costado, y desactivar el piloto automático, de alguna manera me hizo sentir vulnerable, sensible. Estoy sentada sola en el Café, frente a la ventana, viendo pasar a la gente. Estoy sentada sola en la Vida, frente a una ventana, viendo pasar el tiempo...

Caigo en la cuenta que ya van varias veces, en este último tiempo, que hago esto. Ir a merendar, o a desayunar, o lo que sea, sola. Al principio me aburría muchísimo. No sabía bien qué hacer, cómo combatir el tedio de encontrarme sola. Leía el diario del Café, miraba la tele (que siempre tiene el volumen tan bajo), jaja, hasta una vez me anganché con un partido malísimo de River! :P

A veces me cansa estar sola, a veces me aburre. Pero de alguna manera, siempre encuentro sentido en miles de cosas más para mantener al buen ánimo. A veces voy a merendar sola y me siento la más sola del mundo. A veces escucho canciones de amores pasados. A veces veo películas con final feliz que me dejan una sonrisa...

A veces no me bajo del tren de la vida cotidiana, para no pensar en todas estas cosas...