martes, 20 de octubre de 2009

No me hablen, que estoy viendo la novela... :P


Estoy esperando este lanzamiento hace bastante tiempo, y como no podía ser de otra manera, el día llegó! :D

En el 2007, por esas casualidades de la vida (?), comencé a leer el blog "Ciega a Citas" de Carolina Aguirre... me atrapó desde en primer momento. Me sentía identificada en tantos aspectos, tantas similitudes, que comencé a tratar de ver mi propia historia como al blog, con humor, con simpatía, con esperanza, como si fuera una historia pintorezca esperando su final feliz...

Hoy comienza la adaptación a novela de esta fantástica historia, de la mano de Rosstoc, la productora de Gastón Pauls.

Y aunque no soy muy adepta a las novelas, en la medida que tenga el espíritu del blog, me proclamo fiel seguidora! :P

Desde hoy a las 23 hs, de lunes a viernes, por Canal 7.

No se la pierdan! :)

lunes, 31 de agosto de 2009

Elegir creer... Mil Grullas...


La metas... siempre mil metas dando vueltas por mi cabeza, fusionándose con sueños y confundiéndose con deseos...
Esos planes a los que uno les quiere regalar una porción de tiempo, unas tazas de dedicación y, porque no, unos litros de esfuerzo...

A veces me abruma el tiempo con su paso vertiginoso, con su caída libre, sin paracaídas. Perdida en el mar de decisiones por tomar, sintiéndome como una ramita flotando en un mar de opciones.
Pienso en aquello que siempre será la prioridad, por lo que se podría sacrificar todo lo demás...
Pienso en todo lo que quiero tener cerca, pero que está lejos, o que ni siquiera está. Pienso en todo eso que valoramos cuando perdemos, cuando nos lo arrebatan, e incluso cuando lo dejamos ir...
Cuando extrañamos a aquel que nos dejó, y al que quiso partir, a vivir mil aventuras, con las alas desplegadas, de quien aguardamos el regreso...

Hay una leyenda, o mito de origen japonés, Senbazuru, que a aquella persona que realice 1.000 grullas de papel, se le concedería un deseo, pudiendo pedir por la felicidad eterna o la larga vida de una persona... En general no soy de creer en cuestiones "milagrosas" o fantásticas, pero las grullas de origami, tienen un valor sentimental en mi vida como pocas...
Mi hermana está lejos, y no la veré en 1 año y medio, y el hecho de desear fevientemente por su bienestar y por su regreso sano y salvo, por primera vez en mi vida, con toda la fe y el amor que me inspira esta leyenda, prometí hacer mil grullas por ella...
Para entender, quizás, un poco más el valor de esta bella leyenda, les comparto un cuento de mi niñez...

Mil Grullas
de Elsa Bornemann

Naomi Watanabe y Toshiro Ueda creían que el mundo era nuevo. Como todos los chicos.

Porque ellos eran nuevos en el mundo. También, como todos los chicos. Pero el mundo era ya muy viejo entonces, en el año 1945, y otra vez estaba en guerra. Naomi y Toshiro no entendían muy bien qué era lo que estaba pasando.

Desde que ambos recordaban, sus pequeñas vidas en la ciudad japonesa de Hiroshima se habían desarrollado del mismo modo: en un clima de sobresaltos, entre adultos callados y tristes, compartiendo con ellos los escasos granos de arroz que flotaban en la sopa diaria y el miedo que apretaba las reuniones familiares de cada anochecer en torno a la noticia de la radio, que hablaban de luchas y muerte por todas partes.

Sin embargo, creían que el mundo era nuevo y esperaban ansiosos cada día para descubrirlo.

¡Ah… y también se estaban descubriendo uno al otro!

Se contemplaban de reojo durante la caminata hacia la escuela, cuando suponían que sus miradas levantaban murallas y nadie más que ellos podían transitar ese imaginario senderito de ojos a ojos.

Apenas si habían intercambiado algunas frases. El afecto de los dos no buscaba las palabras. Estaban tan acostumbrados al silencio…

Pero Naomi sabía que quería a ese muchachito delgado, que más de una vez se quedaba sin almorzar por darle a ella la ración de batatas que había traído de su casa.

-No tengo hambre –le mentía Toshiro, cuando veía que la niña apenas si tenía dos o tres galletitas para pasar el mediodía. -Te dejo mi vianda –y se iba a corretear con sus compañeros hasta la hora de regreso a las aulas, para que Naomi no tuviera vergüenza de devorar la ración.

Naomi… Poblaba el corazón de Toshiro. Se le anudaba en los sueños con sus largas trenzas negras. Le hacía tener ganas de crecer de golpe para poder casarse con ella. Pero ese futuro quedaba tan lejos aún…

El futuro inmediato de aquella primavera de 1945 fue el verano, que llegó puntualmente el 21 de junio y anunció las vacaciones escolares.

Y con la misma intensidad con que otras veces habían esperado sus soleadas mañanas, ese año los ensombreció a los dos: ni Naomi ni Toshiro deseaban que empezara. Su comienzo significaba que tendrían que dejar de verse durante un mes y medio inacabable.

A pesar de que sus casas no quedaban demasiado lejos una de la otra, sus familias no se conocían. Ni siquiera tenían entonces la posibilidad de encontrarse en alguna visita. Había que esperar pacientemente la reanudación de las clases.

Acabó junio, y Toshiro arrancó contento la hoja del almanaque…

Se fue julio, y Naomi arrancó contenta la hoja del almanaque…

Y aunque no lo supieran: ¡Por fin llegó agosto! –pensaron los dos al mismo tiempo.

Fue justamente el primero de ese mes cuando Toshiro viajó, junto a sus padres, hacia la aldea de Miyashima (1). Iban a pasar una semana. Allí vivían los abuelos, dos ceramistas que veían apilarse vasijas en todos los rincones de su local.

Ya no vendían nada. No obstante, sus manos viejas seguían modelando la arcilla con la misma dedicación de otras épocas, -Para cuando termine la guerra… –decía el abuelo-. Todo acaba algún día… –comentaba la abuela por lo bajo. Y Toshiro sentía que la paz debía de ser algo muy hermoso, porque los ojos de su madre parecían aclararse fugazmente cada vez que se referían al fin de la guerra, tal como a él se le aclaraban los suyos cuando recordaba a Naomi.

¿Y Naomi?

El primero de agosto se despertó inquieta; acababa de soñar que caminaba sobre la nieve. Sola. Descalza. Ni casas ni árboles a su alrededor. Un desierto helado y ella atravesándolo.

Abandonó el tatami (2), se deslizó de puntillas entre sus dormidos hermanos y abrió la ventana de la habitación. ¡Qué alivio! Una cálida madrugada le rozó las mejillas. Ella le devolvió un suspiro.

El dos y el tres de agosto escribió, trabajosamente, sus primeros haikus (3):

Lento se apaga

El verano

Enciendo

Lámpara y sonrisas.

Pronto

Florecerán los crisantemos.

Espera,

Corazón.

Después, achicó en rollitos ambos papeles y los guardó dentro de una cajita de laca en la que escondía sus pequeños tesoros de la curiosidad de sus hermanos.

El cuatro y el cinco de agosto se lo pasó ayudando a su madre y a las tías ¡Era tanta la ropa para remendar!

Sin embargo, esa tarea no le disgustaba. Naomi siempre sabía hallar el modo de convertir en un juego entretenido lo que acaso resultaba aburridísimo para otras chicas. Cuando cosía, por ejemplo, imaginaba que cada doscientas veintidós puntadas podía sujetar un deseo para que se cumpliese.

La aguja iba y venía, laboriosa. Así, quedó en el pantalón de su hermano menor el ruego de que finalizara enseguida esa espantosa guerra, y en los puños de la camisa de su papá, el pedido de que Toshiro no la olvidara nunca…

Y los dos deseos se cumplieron.

Pero el mundo tenía sus propios planes…

Ocho de la mañana del seis de agosto en el cielo de Hiroshima.

Naomi se ajusta el obi (4) de su kimono (5) y recuerda a su amigo: -¿Qué estará haciendo ahora?

“Ahora”, Toshiro Pesca en la isla mientras se pregunta: -¿Qué estará haciendo Naomi?

En el mismo momento, un avión enemigo sobrevuela el cielo de Hiroshima.

En el avión, hombres blancos que pulsan botones y la bomba atómica surca por primera vez un cielo. El cielo de Hiroshima.

Un repentino resplandor ilumina extrañamente la ciudad.

En ella, una mamá amamanta a su hijo por última vez.

Dos viejos trenzan bambúes por última vez.

Una docena de chicos canturrea: “Donguri-Koro Koro- Donguri Ko…” (6) por última vez.

Cientos de mujeres repiten sus gestos habituales por última vez.

Miles de hombres piensan en mañana por última vez.

Naomi sale para hacer unos mandados.

Silenciosa explota la bomba. Hierven, de repente, las aguas del río.

Y medio millón de japoneses, medio millón de seres humanos, se desintegran esa mañana. Y con ellos desaparecen edificios, árboles, calles, animales, puentes y el pasado de Hiroshima.

Ya ninguno de los sobrevivientes podrán volver a reflejarse en el mismo espejo, ni abrir nuevamente la puerta de su casa, ni retomar ningún camino querido.

Nadie será ya quien era.

Hiroshima arrasada por un hongo atómico.

Hiroshima es el sol, ese seis de agosto de 1945. Un sol estallando.

Recién en diciembre logró Toshiro averiguar donde estaba Naomi. ¡Y que aún estaba viva, Dios!

Ella y su familia, internados en el hospital ubicado en una localidad próxima a Hiroshima. Como tantos otros cientos de miles que también habían sobrevivido al horror, aunque el horror estuviera ahora instalado dentro de ellos, en su misma sangre.

Y hacia ese hospital marchó Toshiro una mañana.

El invierno se insinuaba ya en el aire y el muchacho no sabía si era frío exterior o su pensamiento lo que le hacía tiritar.

Naomi se hallaba en una cama situada junto a la ventana. De cara al techo. Ya no tenía sus trenzas. Apenas una tenue pelusita oscura.

Sobre su mesa de luz, unas cuantas grullas de papel desparramadas.

-Voy a morirme, Toshiro… –susurró. No bien su amigo se paró, en silencio, al lado de su cama. –Nunca llegaré a plegar las mil grullas que me hacen falta…

Mil grullas…o “Semba-Tsuru” (7), como se dice en japonés.

Con el corazón encogido, Toshiro contó las que se hallaban dispersas sobre la mesita, sólo veinte. Después, las juntó cuidadosamente antes de guardarlas en un bolsillo de su chaqueta.

-Te vas a curar, Naomi –le dijo entonces, pero su amiga no le oía ya: se había quedado dormida.

El muchachito salió del hospital, bebiéndose las lágrimas.

Ni la madre, ni el padre, ni los tíos de Toshiro (en cuya casa se encontraban temporalmente alojados) entendieron aquella noche el por qué de la misteriosa desaparición de casi todos los papeles que, hasta ese día, había habido allí.

Hojas de diario, pedazos de papel para envolver, viejos cuadernos y hasta algunos libros parecían haberse esfumado mágicamente. Pero ya era tarde para preguntar. Todos los mayores se durmieron, sorprendidos.

En la habitación que compartía con sus primos, Toshiro velaba entre las sombras. Esperó hasta que tuvo la certeza de que nadie más que él continuaba despierto. Entonces, se incorporó con sigilo y abrió el armario donde se solían acomodar las mantas.

Mordiéndose la punta de la lengua, extrajo la pila de papeles que había recolectado en secreto y volvió a su lecho.

La tijera la llevaba oculta entre sus ropas.

Y así, en el silencio y la oscuridad de aquellas horas, Toshiro recortó primero novecientos ochenta cuadraditos y luego los plegó, uno por uno hasta completar las mil grullas que ansiaba Naomi, tras sumarles las que ella misma había hecho. Ya amanecía, El muchacho se encontraba pasando hilos a través de las siluetas de papel. Separó en grupos de diez las frágiles grullas del milagro y las aprestó para que imitaran el vuelo, suspendidas como estaban de un leve hilo de coser, una encima de la otra.

Con los dedos pasmados y el corazón temblando, Toshiro colocó las cien tiras dentro de su furoshiki (8) y partió rumbo al hospital antes de que su familia se despertara. Por esa única vez, tomó sin pedir permiso la bicicleta de sus primos.

No había tiempo que perder. Imposible recorrer a pie, como el día anterior, los kilómetros que lo separaban del hospital. La vida de Naomi dependía de esas grullas.

-Prohibidas las visitas a esta hora- le dijo una enfermera, impidiéndole el acceso a la enorme sala en uno de cuyos extremos estaba la cama de su querida amiga.

Toshiro insistió: -Sólo quiero colgar estas grullas sobre su lecho, Por favor…

Ningún gesto denunció la emoción de la enfermera cuando el chico le mostró las avecitas de papel. Con la misma aparentemente impasibilidad con que momentos antes le había cerrado el paso, se hizo a un lado y le permitió que entrara: -Pero cinco minutos, ¿eh?

Naomi dormía.

Tratando de no hacer el mínimo ruidito, Toshiro puso una silla sobre la mesa de luz y luego se subió.

Tuvo que estirarse a más no poder para alcanzar el cielorraso. Pero lo alcanzó. Y en un rato estaban las mil grullas pendiendo del techo; los cien hilos entrelazados, firmemente sujetos con alfileres.

Fue al bajarse de su improvisada escalera cuando advirtió que Naomi lo estaba observando

Tenía la cabecita echada hacia un lado y una sonrisa en los ojos.

Son hermosas, Tosí-can…(9) Gracias…

-Hay un millar. Son tuyas, Naomi. Tuyas –y el muchacho abandonó la sala sin darse vuelta.

En la luminosidad del mediodía que ahora ocupaba todo el recinto, mil grullas empezaron a balancearse impulsadas por el viento que la enfermera también dejó colar, al entreabrir por unos instantes la ventana.

Los ojos de Naomi seguían sonriendo.

La niña murió al día siguiente. Un ángel a la intemperie frente a la impiedad de los adultos. ¿Cómo podían mil frágiles avecitas de papel vencer el horror instalado en su sangre?

Febrero de 1976.

Toshiro Ueda cumplió cuarenta y dos años y vive en Inglaterra. Se casó, tiene tres hijos y es gerente de sucursal de un banco establecido en Londres.

Serio y poco comunicativo como es, ninguno de sus empleados se atreve a preguntarle por qué, entre el aluvión de papeles con importantes informes y mensajes telegráficos que habitualmente se juntan sobre su escritorio, siempre se encuentran algunas grullas de origami dispersas al azar.

Grullas seguramente hechas por él, pero en algún momento en que nadie consigue sorprenderlo

Grullas desplegando alas en las que se descubren las cifras de las máquina de calcular.

Grullas surgidas de servilletas con impresos de los más sofisticados restaurantes…

Grullas y más grullas. Y los empleados comentan, divertidos, que el gerente debe de creer en aquella superstición japonesa

-Algún día completará las mil… –cuchicheaban entre risas– ¿Se animará entonces a colgarlas sobre su escritorio?

Ninguno sospechaba, siquiera , la entrañable relación que esas grullas tienen con la perdida Hiroshima de su niñez. Con su perdido amor primero...


GLOSARIO

1) Miyashima: pequeña isla situada en las proximidades de la ciudad de Hiroshima

2) Tatami: estera que se coloca sobre pisos, en las casas japonesas tradicionales

3) Haiku: breve poema de diecisiete sílabas, típico de la poesía japonesa.

4) Obi: faja que acompaña al kimono.

5) Kimono: vestimenta tradicional japonesa, de amplías mangas, largas hasta los pies y que se cruza por delante, sujetándose con una especie de faja llamada obi.

6) Donguri-Koro Koro- Donguri Ko: verso de una popular canción infantil japonesa.

7) Semba-Tsuru: Mil grullas. Una creencia popular japonesa, asegura que haciendo mil de esas aves –según enseña a realizarlo el origami (nombre del sistema de plegado de papel)– se logra alcanzar la larga vida y felicidad.

8 ) Furoshiki: tela cuadrangular que se usa para formar una bolsa, atándola por sus cuatro puntas después de colocar el contenido.

9) Tosí-can: diminutivo de Toshiro.

martes, 4 de agosto de 2009

Un nuevo mundo... musical! :D


Las puertas se abren, y la espera muere... podría haber esperado más, mucho más... para siempre... podría tranquilamente haber vivido con la esperanza y la ilusión, con el deseo postergado...
Pero ya no debo pensar más en esto, porque mis ilusiones tienen una cita, un día y un horario, para verse cara a cara con la realización...

Un mundo musical inmenso y heterogéneo, con límites tan flexibles como el viento!
Un instrumento, un oído y una partitura. La magia que toma estos elementos y los transforma en melodías ♪♫♪♫♪



El lunes empiezo mis clases de Violonchelo!!
Un proyecto originado en la fantasía, que gracia al tenaz ejemplo de mi hermana Yani, puedo concretar...

Y poder llegar hasta el principio mismo de este camino, me hizo pensar en todos aquellos pequeños sueños que me quedaron en el tintero... Cuántas ilusiones aplacadas, proyectos derrotados.
Faltos de tiempo, de aptitudes, de decisión... el tiempo que no nos espera, y la firmeza pisoteada por el apuro de.... de dar vueltas sobre nosotros mismos!

Qué bien se siente llegar a cumplir esas pocas cosas que hacemos porque realmente queremos, porque lo deseamos...
:)

viernes, 17 de julio de 2009

Traición al amanecer

ME VOY DE VACACIONESSSS :D

Me temo que esta vez traicionaré a mi amado Marrrrr, y el amanecer de mañana, me encontrará viajando hacia el Norte, precisamente a Entre Ríos!

Vacaciones sacadas de la galera, inesperadas así como necesitadas!

No voy a estar para el Día del Amigo, así que para todos los que pasen por aquí, les dejo un cariño muy grande, mis mejores deseos de que pasen un hermoso día. Desde Colón estaré pensando en todas esas personas que se cruzan, comparten e incluso abandonan nuestra ruta. Esa familia que uno elige...

Buena semana :D
Nos vemos a la vuelta...

♪♪♪ En mi balsa yo me iré a naufragarrrr♪♪♪ (bueno, o en el bote yo me iré a navegarrrr) :P


martes, 23 de junio de 2009

Me pregunto si...



... si lo eterno es algo alcanzable...

... si podría ser la excepción entre tantos fracasos...

... si podré rescatar antiguas máximas caídas...

... si podré crecer sin soltar la inocencia que todavía queda...

... si llegaré a aprender lo más importante de la vida, y a reconocerlo...


Los amores parecen, cada vez, más desechables, descartables, obsoletos.
Me pregunto hasta qué punto, las frustraciones de los demás hacen eco en nuestos miedos, y nos cortan las alas. ¿Por qué creer que no se puede cuando todavía no se intentó con ahínco? ¿Por qué desde un principio la derrota preconcebida nos hace luchar vagamente, con la salida fácil de desistir, ante la primer demanda de valentía?...

¿Es lógico tener que desafiar la corriente como el salmón, cuando la causa es tan justa y universal?

No logro descifrar si el mundo está al revés, o si soy solo yo...

Necesito repuestas!... mis fundamentos flaquean...

viernes, 29 de mayo de 2009

Como un cuento de hadas...


Tenía frío, mucho frío. Era lógico, estaba comenzando junio. Lo raro es que así se sentía desde hacía meses... El clima tiene sus temperaturas naturales, pero su alma vivía en un prolongado invierno...

Y así caminaba errante por el bosque, con manos frías y voz ahogada. Las alas caídas, los ojos brillantes. Las hadas tristes pierden su magia, le decían, pero ella no lo creía. Y allí estaba, cumpliendo la ley de los sabios, sin magia, sin razón de ser...

El bosque a su alrededor construía y desarmaba vida. Su ciclo inalterable, le era indiferente a esa hadita que avanzaba hacia la nada, que se perdía entre las bambalinas de ese todo que era el bosque...
Un día supo ser mágica y brillante! Alegre y sagaz... Dando lo mejor que tenía, volvía a llenar su ser con los mejores deseos para sí misma y para los demás. Y en esa etapa de oro, lo conoció a él, aquel centauro majestuoso e imponente, fuerte, seguro y libre... tal vez demasiado.

Este centauro vivía su vida sin eternidades, con una nueva aventura cada día. Hazañas, descubrimientos y amores únicos, que no reperían ni escenarios ni actores. Vida salvaje y nómade, en constante evolución...
Y un día, el lapso máximo para el centauro, fue todo lo que compartieron. El hada vivió 24 horas de esas que se deslizan lentamente, que pueden cobijar un sinfín de diversas experiencias, que pueden modificar tu existencia y cambiarlo todo. El centauro vivió 24 horas como las que emprendía cada día, llenas de adrenalina y con hora de partida, con adioses eufóricos, de vistas al frente y sin tristezas...

Y los colores y aromas que envolvieron a esta hada por aquel radiante día, se fueron junto a los pasos de aquel independiente ser. Se creía en un bosque de verdes opacos, con sonidos de lamentos, con humedad de llantos...

Cuando detuvo sus pasos, fatigada de ese paseo autómata, cayó a tierra sin fuerzas. No sabía cuánto tiempo había pasado, cuando sintió una cálida mano corriendo el cabello que cubría su rostro. Con la mirada cristalizada, no lograba ver quien la ayudaba y mecía en sus brazos...

Y allí estaba un hado, mágico y vivaz, como ella supo ser. Servicial y repleto de calidez, como ella supo ser. De ojos cándidos y bondad, cómo ella supo ser. Y mientras paseaba por el bosque, no sintió aquellos exóticos y novedosos aromas que conoció con el centauro. No se deslumbró con fosforecentes y psicodélicos colores como con aquel. Redescubrió su hogar tal y como ella lo amaba. Escuchó los sonidos más conocidos, y a la vez tan extrañados... Todo volvía a tener sentido, en aquellos brazos creados para ella...
...

Y colorín colorado... este cuento ha terminado! :)

miércoles, 6 de mayo de 2009

Un cuarto de siglo para mi :P


Bueno... llegué a los 25 pirulos! Parece muchio, pero me siento una pendex! :P

Me autoregalé un pequeño tatto con 3 estrellitas en el dorso de la muñeca derecha. Pronto compartiré la foticho!

Gracias a los amigos que siempre pasan. "Monetizan", como dice Blogger, este pequeño mundito.

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UPDATE!!! Fotos de mi tuttú :P



(el rayón fue obra de Vicky, con un lápiz negro con mucha punta) :O

viernes, 24 de abril de 2009

...


Aunque no me esperaban, los sorprendí en su adolescencia... Qué raro! Yo que soy muy impuntual, llegando tan temprano a sus vidas. Y como siempre, en fila india, tomados de la mano, mis hermanos siguieron mis pasos, sobre el mismo recorrido.
Supongo que habrá sido difícil, que la habrán remado muchísimo, pero no me acuerdo. Sé que se esforzaron y sacrificaron miles de cosas, pero no me lo reprocharon. Me imagino que era desesperante la poquita plata que teníamos, la humilde casa en la que vivíamos, los lujos que mirábamos de lejos, pero así y todo, nunca me sentí pobre...

Ladrillo a ladrillo el hogar se constituía. En las debilidades ibamos encontrando las fortalezas. Y en ese mundo que construían para nosotros, solo había lugar para recuerdos buenos, porque en ese mundo hermoso e ingenuo, lo más importante, lo más valioso, no se medía con dinero, el tesoro se mantenía invisible...

Crecer en una familia así, fue algo valiosísimo... Saber que no todos tenían esa suerte, era mi secreto orgullo. Y aunque el mundo me mostraba miles de fracasos, mi casa se erigía como un estandarte, una excepción, una luz...
...

Hoy las cosas cambiaron. En el piso hay cristales rotos que enmarcaban fotos de tiempos felices...

El se fue de casa...

martes, 24 de febrero de 2009

Lulin y yo :)

Volver al trabajo luego de las vacaciones puede ser uno de los peores días del año... sin embargo cuál fue mi sorpresa confirmar que, dejando algunas cosas de lado, mi estado de relajación y disfrute de las pequeñas cosas de la vida, sigue en pie (al menos hasta ahora :)

En estas vacaciones me propuse observar detenidamente un poco más los momentos simples, que tanto me gustan. Observo más, y me pregunto más cosas, formulo hipótesis... jaja, mi vida se está convirtiendo lentamente en un proceso científico! :P
...


Hoy de madrugada me quedé observando en casa al cometa Lulin. Lo esperaba hace rato, y, aunque temía no verlo tan bien como prometían las noticias, los binoculares de mi papá fueron una herramienta irremplazable.

Las preguntas existenciales se ocupan de ejercitar mi mente, de expandir mi imaginación... y presenciar con mis propios ojos (detrás de los cristales de los binoculares) algo tan bello, tan lejano, tan real, fue una experiencia muy gratificante. Una linda postal para incluir en esos "viajes" que hago (sanamente :P) en mi mente, recorriendo mil mundos, mil colores, mil dimensiones...

viernes, 13 de febrero de 2009

Por finnnnnn!!!! :D


Como dice la canción... "en el auto de papá, nos iremos a pasear..."

Aunque no es de mi época (recuerden que soy una pebeta, jaja) hoy la celebro. Son pocos días, pero pienso aprovecharlos a fullllll.

Les dejo un besote gigante a cada uno que pase por acá... ustedes que todavía espían mi alma a través de un blog que muchas veces prefiere permanecer callado, escuchando sí a los pensamientos, y juntando las notas musicales del silencio...

viernes, 6 de febrero de 2009

Castillos de Naipes...


A donde se irán todos esos sentimientos y palabras que nunca demostramos, que nunca dijimos??? Me lo pregunto porque tengo muchísimos de estos casos sobre mi espalda, como un cartero con un bolso grande, que apenas pudo entregar algunas cartas... y las demás? Debería, en el caso de ser posible, intentar dárselas en mano a su respectivo dueño? O guardarlas? O deshacerme de ellas???
Si el mensaje mantiene su vigencia, y es posible decirle a la persona, las posibilidades siguen siendo variadas... Pero si el destinatario ya no está? No está al menos físicamente???
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En mi último año de secundario, en la materia Economía, tuve a un profesor excelente... una eminencia, de excelente reputación, aún entre los alumnos (cosa más que meritoria). Su buena reputación no era el resultado de clases insulsas y libertinas. Todo lo contrario. Su exigencia era justificada por su entrega al enseñar. Nos demostraba clase a clase, que no esperaba pasar esas horas lo más rápido posible, que no era todo facturar, que no nos embolsaba con la etiqueta de "adolescentes de 3º año que ya no quieren hacer nada". Debates, excursiones, puestas en común... un lujo de profesor!
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Tiempo después, al comenzar el profesorado, tuve la certeza de que él era una de los pocos modelos a seguir que tenía. Una luz entre decenas de ejemplos de mediocridad...

Decidí que era algo que él tenía que saber... que lo que hacía, al menos para mi, no pasaba a la histora, que no me era indiferente... Y por alguna razón, esperaba encontrarme con él de casualidad, en el colectivo, en Varela... recordé que una vez lo crucé en el tren yendo a Quilmes, cuando era todavía su alumna, y nada me hacía dudar que era muy probable que pase nuevamente. En algún momento, sin buscarlo, iba a poder decírselo.
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Un día... mi hermana, qué iba al mismo colegio donde cursé, salió temprano. Día de duelo.

Con esa partida, supe que las palabras iban a quedar para siempre guardadas. Sentimientos que quería decir y que, estoy segura, a él le hubiera gustado escuchar.
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A veces dejar las cosas libradas al azar no generan contratiempos... Pero un cambio, algo inesperado pueden hacer de los planes, castillos de naipes desechos por un simple suspiro...
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Ojalá, de alguna misteriosa manera me "escuche"... Gracias Norman!

lunes, 19 de enero de 2009

Happy new (old) year!!!! :P



Sé que es tardísimoooooo, pero creo que mejor tarde, que nunca! :P

Una pequeña crónica de mi finde en el mar...

Año nuevo en la costa tiene algo especial, que siempre me hace desear pasarlo allá... En estos últimos años de repetir este escenario, nunca me da que pensar en las personas que dejo de ver, las fiestas que me pierdo, ni nada por el estilo... Incluso este año mi compromiso de volver se hizo más sólido...

Esta vez tuve la suerte de pasarlo en La Lucila del Mar... playa tranquila, gente amable, seguridad en la calle... una suerte de "pueblito" en el mejor sentido de la palabra. Rodeada por mi familión, terminamos en un festejo de 19 personas, con toda la locura que eso significa estando todos juntos en una casa para 8!!! :P

Y a las doce, la grata sorpresa... Show de fuegos artificiales en el muelle, salir corriendo de casa, sacarse los zapatos, y a pesar del frío, caminar en la fría arena, a tientas en la oscuridad, y mirando los destellos de colores... Momento mágico, inolvidable! Y después baile en la calle... DJ, luces, humo, celebración... Luego segundo show de fuegos artificiales, una belleza!!!!

Fue un comienzo de año espectacular, en el lugar donde me conecto más a la vida, con gente que adoro, con alegría desbordante... Espero que el 2009 siga así!!! Agradecimiento especial a todos los que a pesar de mis "silencios" siguen pasando por acá! ;)