viernes, 6 de febrero de 2009

Castillos de Naipes...


A donde se irán todos esos sentimientos y palabras que nunca demostramos, que nunca dijimos??? Me lo pregunto porque tengo muchísimos de estos casos sobre mi espalda, como un cartero con un bolso grande, que apenas pudo entregar algunas cartas... y las demás? Debería, en el caso de ser posible, intentar dárselas en mano a su respectivo dueño? O guardarlas? O deshacerme de ellas???
Si el mensaje mantiene su vigencia, y es posible decirle a la persona, las posibilidades siguen siendo variadas... Pero si el destinatario ya no está? No está al menos físicamente???
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En mi último año de secundario, en la materia Economía, tuve a un profesor excelente... una eminencia, de excelente reputación, aún entre los alumnos (cosa más que meritoria). Su buena reputación no era el resultado de clases insulsas y libertinas. Todo lo contrario. Su exigencia era justificada por su entrega al enseñar. Nos demostraba clase a clase, que no esperaba pasar esas horas lo más rápido posible, que no era todo facturar, que no nos embolsaba con la etiqueta de "adolescentes de 3º año que ya no quieren hacer nada". Debates, excursiones, puestas en común... un lujo de profesor!
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Tiempo después, al comenzar el profesorado, tuve la certeza de que él era una de los pocos modelos a seguir que tenía. Una luz entre decenas de ejemplos de mediocridad...

Decidí que era algo que él tenía que saber... que lo que hacía, al menos para mi, no pasaba a la histora, que no me era indiferente... Y por alguna razón, esperaba encontrarme con él de casualidad, en el colectivo, en Varela... recordé que una vez lo crucé en el tren yendo a Quilmes, cuando era todavía su alumna, y nada me hacía dudar que era muy probable que pase nuevamente. En algún momento, sin buscarlo, iba a poder decírselo.
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Un día... mi hermana, qué iba al mismo colegio donde cursé, salió temprano. Día de duelo.

Con esa partida, supe que las palabras iban a quedar para siempre guardadas. Sentimientos que quería decir y que, estoy segura, a él le hubiera gustado escuchar.
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A veces dejar las cosas libradas al azar no generan contratiempos... Pero un cambio, algo inesperado pueden hacer de los planes, castillos de naipes desechos por un simple suspiro...
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Ojalá, de alguna misteriosa manera me "escuche"... Gracias Norman!

4 comentarios:

Eric dijo...

Uh, que tema no ?
Por eso dicen que nunca hay que guardarse ni las palabras, ni los sentimientos. Tanto los buenos como los malos, hay que expresarlos, porque de donde no se van nunca, es de nuestra memoria y de nuestro corazón.
A quien no le ha pasado algo similar a tu historia ?
Yo nunca le dije a mi hermano cuánto lo admiraba, y ahora es tarde.
Quiero confiar que la muerte no es el fin de todo, y que al menos una parte del alma sigue estando entre nosotros, o que en algún momento volveremos a reencontrarnos.
Besos.

Roky Rokoon dijo...

yo creo que de alguna manera hay que exteriorizarlas
guardar cosas, a veces solo nos hace que esa mochila de piedras, nos tire para abajo

CCDSY dijo...

Que pena Gise, me imagino que el profesor se debe haber ido con la satisfacion de saber que hizo las cosas bien, que predico con el ejemplo...

Yo tambien tuve un profesor que fue el mejor para mi, que le puso pasion para enseñar y que se gano el respeto de todos, aun de los que no estaban interesados en aprender...creo que esa pasion en enseñar es algo que todos empiezan a valorar...un dia me lo cruce en la calle, pero estaba con toda su familia, en ese momento no dio para decirle lo que lo respetaba....

Opa! Me agarraron ganas de ver "La sociedad de los poetas muertos"

Gisela Ange dijo...

Eric: es cierto... si se hubieran dicho, al menos una vez, ya serían palabras libres, y sin embargo, encerradas pueden pesar tanto...
Y cuánto uno piensa en la trascendencia, no? En esa vida que no sabemos exactamente cómo sigue...

Disfruté de tus reflexiones... Gracias Eric! :)
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Roky: si, me gustó decirlo en voz alta (o en letras visibles, jaja). Sé que esta no era mi intención original, pero elijo guardarme la ilusión de que quizás, donde esté, lo sepa!
Besos
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Yoryi: creo que intuía el respeto que inspiraba en los demás. Aún así, hubiera sido mejor confirmárselo con palabras...
Tal vez te vuelvas a encontrar con el profe ;)
(jaja... qué buena película :)